La esperanza de vida de un ictus está determinada por varios factores, destacando por su importancia la rápida actuación ante los primeros síntomas y la pronta rehabilitación. La aplicación de teleasistencia Durcal destaca unas claves para una pronta recuperación tras sufrir tras sufrir un ictus.
La Sociedad Española de Neurología (SEN) cifra entre 110.000 y 120.000 las personas que sufren un ictus cada año. De estas, un 50% quedan con secuelas discapacitantes o fallecen, convirtiéndose en la segunda causa de muerte en España (la primera en mujeres).
Para determinar la esperanza de vida tras un ictus intervienen diferentes factores, destacando la rápida actuación ante los primeros síntomas, ya que será fundamental para minimizar las secuelas. Asimismo, la pronta rehabilitación también será altamente beneficiosa.
Bajo este paradigma, se ofrecen algunos consejos clave para una recuperación satisfactoria tras sufrir un ictus y mejorar la esperanza de vida:
1. Mantener una vida social activa
Los cambios físicos y mentales que conlleva la edad pueden verse incrementados por los efectos del ictus, produciendo alteraciones en el estado de ánimo como, por ejemplo, sentimientos de aislamiento, soledad, depresión, apatía o irritabilidad.
Por ello, a pesar de que la vuelta a la vida social es una de las mayores dificultades después de un episodio así, es importante hacer el esfuerzo y reactivarla, ya que está demostrado que mejora el estado psicológico del paciente y favorece su recuperación.
2. Seguir una dieta saludable
Seguir una dieta saludable y equilibrada a base de frutas, verduras, proteína y alimentos ricos en fibra ayudará a reducir el nivel de colesterol, disminuir la presión arterial y controlar la diabetes. Asimismo, es preferible priorizar la cocción al vapor y a la plancha y evitar el uso de la sal.
3. Practicar ejercicio físico
El deterioro cognitivo como la disminución de la memoria, atención, orientación, la dificultad en la planificación y organización de las tareas o la falta de equilibrio son algunas de las complicaciones y secuelas posteriores a un ictus que pueden afectar negativamente tanto al paciente como a su familia.
Existen diferentes estudios que demuestran que la actividad física durante los primeros seis meses es una herramienta muy útil de rehabilitación, ya que ayudará al paciente a recuperar la autoestima y mejorar su autonomía.
4. Asistir a centros de apoyo especializados
Hoy en día hay muchas organizaciones comunitarias y grupos de apoyo específicos que ofrecen servicios de asesoramiento, acogida, apoyo y orientación a las personas afectadas y sus familiares.
Las entidades organizan actividades terapéuticas y sociales destinadas a mejorar la calidad de vida y la integración social de estos pacientes. Asimismo, también tienen por objetivo informar y formar sobre el ictus, especialmente sobre su recuperación.
5. Tener revisiones periódicas
La recuperación de un accidente cerebrovascular es muy lenta, por lo que resulta esencial acudir de forma regular a las citas de seguimiento con un neurólogo u otro especialista que pueda identificar cualquier nuevo problema o cambio en el estado actual.
Además, en la gran mayoría de los casos estos pacientes continúan con un tratamiento farmacológico anticoagulante que ayude a prevenir la enfermedad responsable del ictus. Por ello, Es importante tomar la medicación tal y como se ha prescrito e informar inmediatamente a un médico en caso de sufrir cualquier efecto adverso.